Fecha de recepción: 16 de febrero 2017

Fecha de aceptación: 17 de abril 2017


La universidad en red y sus ventajas para la regionalización y cooperación académica en América Latina: Casos de Colombia, Brasil, México y Costa Rica

University in network and its advantages in the regionalization and academic cooperation in Latin-America: cases of Colombia, Brazil, Mexico and Costa Rica


Fernando Antonio Villalobos Chacón*


Artículo de reflexión

* Fernando Antonio Villalobos Chacón

Doctor en Mediación Pedagógica y Ph.D. en Administración Pública. Magíster en Docencia Universitaria, Psicopedagogía y Administración Educativa. Licenciado en Docencia, Historia y Administración Pública. Académico de la Universidad Técnica Nacional de Costa Rica (UTN), donde es profesor y Decano de la Sede del Pacífico. Correo: ferchov75@gmail.com


Resumen

Paralelo a los retos contemporáneos que enfrentan las Instituciones de Educación Superior (IES) en Latinoamérica y el Caribe, se suma el de como impulsar el desarrollo regional desde la universidad. La tendencia actual universitaria es trasladar cada vez más programas y potestades a las regiones, en vez de favorecer el centralismo hacia la “metrópoli universitaria”, lo cual había sido la tendencia histórica. A pesar de lo anterior; aún persisten reticencias en algunos sectores sobre la importancia de la regionalización. Para lograr un desarrollo regional exitoso, debe existir un pacto social entre diversos actores internos y externos a las instituciones, con el objetivo de democratizar el acceso a la educación superior a las distintas zonas, donde prime el resguardo de los principios del acceso con equidad y la calidad. La regionalización de programas académicos universitarios robustos; es un excelente medio para disminuir la brecha social en los países. En este artículo se procurará por medio de una reflexión bibliográfica, repasar las bondades del modelo universitario en red, dentro del marco del eje estratégico de cooperación y el desarrollo entre las instituciones y los países. Por el espacio que ofrece un artículo académico, se analizará con alguna especificidad la situación de Colombia, Brasil, Costa Rica y México, para referenciar naciones del sur, centro y norte de la región latinoamericana.

Palabras clave: Instituciones de educación superior, regionalización, cooperación, desarrollo, equidad, modelo universitario en red.


Abstract

Parallel to the contemporary challenges faced by Higher Education Institutions (HEIs) in Latin America and the Caribbean, there is that of how to promote regional development from universities. The current trend in universities is to take more programs and powers to the regions, instead of favoring centralism towards the “university metropolis”, which had been the historical trend. In spite of the above, reticence on the importance of regionalization still exists in some sectors.

To achieve successful regional development, there must be a social pact among various internal and external actors from the institutions. The purpose of this pact is to democratize access to higher education for the different areas, where the protection of the principles of access with equity and quality prevails. The regionalization of robust academic programs is an excellent way to reduce the social gap in the countries. In this article, we will try to review the benefits of the university model in a network, within the framework of the strategic axis of cooperation and development among institutions and countries. Due to the space offered by an academic article, the document will analyze the situation in Colombia, Brazil, Costa Rica and Mexico, with some specificity in order to refer to the southern, central and northern nations of the Latin American region.

Key Words: institutions of higher education, regionalization, cooperation, development, equity, university model in network.


I. Introducción

Las Instituciones de Educación Superior (IES) enfrentan enormes retos, quizás el mas importante de los últimos siglos es enfrentar de manera eficaz la globalización, ¿cómo aprovechar la cantidad tan gigantesca de información que dispone la sociedad contemporánea?, la posibilidad que el conocimiento actual se duplique al menos cada cinco años o menos según la disciplina; que ese conocimiento ya no solo es producido por las universidades o los sistemas de educación o investigación formal; el acceso irrestricto a las redes sociales y de información en forma permanente e ilimitada por parte de la población, esto último es maravilloso, pero a nivel educativo entraña desafíos colosales.

Otros desafíos contemporáneos para las IES pueden ser la aparición exponencial de sistemas abiertos de educación, el surgimiento de miles de nuevas profesiones en la última década al amparo de los avances tecnológicos, que en muchos casos ha tomado por sorpresa a las universidades. Esto ha impulsado la proliferación de modelos de certificación, muchas al margen de las universidades y el avance de las competencias para formar más rápido, cuadros de nuevos profesionales y en forma especializada. Esto último suma preocupaciones ante la posibilidad de deshumanizar muchos programas y que muchas carreras de ciencias sociales humanísticas; - por ejemplo: historia, filosofía, literatura, arte y cultura; - sean desplazadas para dar paso a carreras supuestamente más rentables para el mercado. Por su parte la virtualización de muchos programas suma ansiedades epistémicas; ya que supone un tema de control de la calidad y como acreditarla adecuadamente ha impulsado otra tendencia cada vez mayor: las agencias de acreditación. Se podría pensar que son demasiados retos juntos.

Es importante recalcar que cuando se habla de regionalizar no solo es llevar programas de formación y docencia, para mejorar estadísticas de las IES; sino es trasladar en forma proporcional y cuidadosa programas de investigación, extensión y acción social, y por supuesto docencia a esas zonas donde no han existido las mismas oportunidades y acceso que en las metrópolis, para poder reducir la desigualdad y como resultado la pobreza.

Por tanto se espera que un modelo de regionalización consistente pueda contextualizar las necesidades de las distintas regiones del país donde se inserte. El mismo debe estudiar y potenciar las fortalezas y las oportunidades que tiene en sus manos, asimismo debe saber afrontar las amenazas y las debilidades que existan, igualmente debe conocer los recursos a su haber. Para lograr este acometido debe haber un vínculo estrecho con esa región, debe respetar sus saberes, reconocerlos, estudiarlos y fomentarlos; debe promover un verdadero diálogo intercultural, que llegue a trascender los rígidos cimientos del academicismo formal. Debe existir una ética y visión humanística, donde todos puedan aportar cooperativamente en la construcción de saberes, toda vez que la globalización como fenómeno mundial que involucra lo social, cultural, económico y político, no debe marginar jamás las culturas locales.

Más bien en este contexto inédito y vital que vive la humanidad, más que nunca la universidad es una de las llamadas a ser protagonista de este trascendental momento histórico, impulsando la formación de un ser humano ético, crítico y reflexivo, un ciudadano consciente de su papel como transformador social. Es esencial visionar estudiantes muy sólidos en la formación de su área de estudio, responsables de su futuro y el de sus semejantes, que además se sientan “ciudadanos planetarios”, sin perder jamás su identidad con su cultura local y nacional.

En el caso de Costa Rica hay varios estudios realizados por el Programa Estado de la Nación (Conare-OPES, 2009), -proyecto muy afianzado y dirigido por las cinco universidades públicas, agrupadas en Consejo Nacional de Rectores (Conare); donde se ha llegado a la conclusión del limitado desarrollo de las regiones alejadas del centro de ese país centroamericano, lo cual viene a confirmar la tendencia típica de América Latina, en el que las políticas públicas usualmente han sido ineficaces o insuficientes para atenuar la desigualdad entre la región central y las regiones periféricas, en vista que históricamente los gobiernos han privilegiado el desarrollo del centro del país (área metropolitana).

Un reciente estudio de la Cepal concluye que:


La desigualdad es una característica histórica y estructural de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, que se ha mantenido y reproducido incluso en períodos de crecimiento y prosperidad económica (…) a pesar de los avances de los últimos años, persisten altos niveles de desigualdad, que conspiran contra el desarrollo y son una poderosa barrera para la erradicación de la pobreza, la ampliación de la ciudadanía y el ejercicio de los derechos, así como para la gobernabilidad democrática (…) avanzar para reducirlos significativamente es un compromiso plasmado en la Agenda 2030 para el desarrollo Sostenible y asumido por todos los países de América Latina y el Caribe (Cepal, 2016, p.15).


Consistente con esta característica regional, datos aportados por el Foro Económico Mundial en conjunto con la Cepal en otro estudio de reciente data, concluyen que América Latina es una de las zonas del mundo con mayor desigualdad, a pesar de los avances en las últimas dos décadas. Precisamente la desigualdad es mayor en las periferias que no gozan de los mismos accesos a la información, salud y educación que las zonas centrales de los países:


El impacto destructivo de la extrema desigualdad sobre el crecimiento sostenible y la cohesión social es evidente en América Latina y el Caribe. Aunque la región ha logrado un éxito considerable en la reducción de la extrema pobreza durante la última década, sigue mostrando niveles altos de desigualdad del ingreso y de la distribución de la riqueza, acentuada en las periferias, que han obstaculizado el crecimiento sostenible y la inclusión social. En América Latina y el Caribe, la desigualdad está impidiendo retornar a una trayectoria de crecimiento inclusivo, ante un entorno exterior desalentador, con una proyección de crecimiento para 2016 que la Cepal estima en un 0,2%. (Cepal, 2016, p.11).


Este mismo estudio añade que en América Latina, aunque la desigualdad del ingreso se ha reducido durante los últimos años, continúa siendo la región más desigual del mundo. Según estimaciones de la Cepal en el año 2014, el 10% más rico de la población ha amasado el 71% de la riqueza de la región. De persistir esta tendencia en solo seis años el 1% más rico de la región tendría más riqueza que el 99% restante (Cepal, 2016). En consecuencia, es común que en la mayoría de países latinoamericanos los peores índices de desempleo, pobreza, acceso a los servicios de salud y la educación, economía informal, recreación; así como fenómenos sociales asociados tales como: drogadicción, alcoholismo, prostitución, migración interna y la indigencia; están presentes con mayor ímpetu en las regiones donde las políticas públicas han sido insuficientes y la inequidad es mayor.

Por su parte, si damos por sentado que la educación es el medio de movilidad social más eficaz, y que el acceso a la misma es esencial para reducir la desigualdad social y económica; se hace necesario recalcar no solo la relevancia del acceso real, sino también que la calidad de una carrera que se desarrolle en una sede regional universitaria, debe ser siempre la misma que en la sede central o la metrópoli universitaria.


II. Regionalización universitaria: Concepto e importancia

Claudio Rama, destacado académico latinoamericano con respecto a la importancia de la regionalización y su enfoque esencial opina que:


La regionalización constituye uno de los ámbitos problemáticos conceptuales de los análisis sociales en América Latina en la cual se localizan visiones y enfoques contrapuestos, dada la polisemia del concepto y el carácter histórico en la conformación de las sociedades. En tal sentido es que se verifican interpretaciones divergentes de su dimensión y significación (Rama, 2015, p. 12).


Por su parte el profesor chileno, Eliel Montecinos (2013) de la Universidad de Los Lagos opina que:


La inequidad regional en América Latina ha sido una de los componentes que ha caracterizado a la educación superior desde sus inicios. Tal dinámica ha sido menos analizada en la región e inclusive ha sido soslayada en algunos buenos estudios sobre la propia desigualdad que dan más atención a los enfoques sociales (género, raza o condición social) que a los enfoques regionales en el análisis de la inequidad (…) la problemática de la regionalización es vista desde su dimensión política e histórica, desde un paradigma por el cual el Estado nación se organizó sobre un enfoque (basado en) la centralización educativa. (…) la regionalización nunca fue pensada para transformar a las regiones y provincias en sujetos políticos, por lo que las medidas de descentralización (o las propuestas para su fortalecimiento) actúan sin reconocer las dinámicas políticas y que por ende están siempre limitadas (p. 18).


América Latina en los últimos años ha expresado modelos regionales de gestión universitaria, que buscan desarrollar más armónicamente distintos territorios de los países, buscando disminuir la desigualdad, y dando acceso real a carreras y programas académicos a la población proveniente de distintas áreas geográficas, que usualmente al estar alejadas de la periferia, están en desventaja histórica en acceso efectivo a la educación superior. Se podría decir que la regionalización universitaria es una tendencia contraria a la centralización en cierto modo, -que busca brindar mayor equilibrio a la educación superior a un país, mediante el desarrollo y la cooperación-.

Según criterio de quién suscribe, se podría definir la regionalización en términos sencillos como un método, procedimiento o intervención planificada (política pública) que busca modificar la organización política, social o cultural de un país o una organización; dividiendo su área de acción desde unidades territoriales más pequeñas, focalizadas; con características propias y particulares; - dotadas de funciones y estrategias claves desde una organización central, - con el objetivo de focalizar acciones y obtener mejores resultados en su gestión y desarrollo.

Regionalizar planes, proyectos y programas, es una tendencia actual muy frecuente de las organizaciones, - en este caso puede aplicar a las universidades - con el propósito de establecer una mejor gestión, control y evaluación de metas y resultados, mediante planes estratégicos para la institución. La regionalización además permite contextualizar mejor las necesidades de esas regiones dentro de la organización universitaria. En virtud de lo anterior, no son las mismas necesidades en docencia, investigación y extensión que se requieren en todo el país. Cada región tiene su historia, sus particularidades, sus necesidades y sus propias problemáticas, las cuales de manera inteligente pueden ser abordadas de forma estratégica por la universidad, sin caer tampoco en una especialización o fragmentación tecnocrática absurda. Estos últimos conceptos podrían ser los puntos extremos de una regionalización mal enfocada, pero esa no es la idea de este artículo, por lo que es preciso aclararlo con particular vehemencia y rapidez. Desde este punto de vista regionalizar no es fragmentar ni atomizar la gestión, es focalizar con objetivos muy concretos, pero siempre bajo el concepto de red, de integralidad y de cooperación.

Cuando se habla de un modelo universitario en red, no se refiere a una universidad de tipo “federada”; sino más bien de una que implemente un modelo de regionalización académico estratégico, que busque el desarrollo armónico entre las regiones y que permita disminuir la desigualdad y la brecha social mediante la cooperación, las alianzas y el desarrollo estratégico, que permita funcionar de forma integrada en todos sus procesos académicos y administrativos de soporte, que logre implementar de forma coherente estándares de calidad en todas las sedes regionales, siempre respetando las particularidades de esas regiones, que precisamente las hace distintas y valiosas.


B. Antecedentes de la regionalización universitaria en américa latina

En un breve repaso histórico de la génesis y los diversos esfuerzos de gestión, regionalización y cooperación universitaria en América Latina, se abordará algunos casos que intentarán proporcionar una visión más integral de las distintas maneras en que América Latina ha desarrollado sus esfuerzos en educación superior.



Galo Burbano sostiene que algunas universidades regionales fueron creadas en el marco de la definición de los estados nacionales. Tal es el caso de la Gran Colombia, donde nacieron en este contexto universidades regionales tales como: Trujillo, Popayán, Quito, Bogotá, Caracas, Cartagena, Nariño, entre otras. Existen otros casos asociados a procesos de emancipación nacional como es el caso de la Universidad Nacional de Loja en Ecuador y la Universidad de Antioquia en Colombia (Burbano, 2008, p.108).

Algunas de estas universidades se fundaron con la idea de construir capacidades regionales, en el marco de la definición de sus propias políticas territoriales a nivel de país: departamentos, estados, provincias o regiones. Posterior a esto la génesis del capitalismo en América Latina en la segunda mitad del siglo xix potenció la fundación de centros universitarios especializados en algunas regiones. Esta tendencia propició la consolidación de importantes burguesías regionales, tal es el caso de universidades como: Cuenca (1867), Zulia (1891) o La Plata (1905) por ejemplo. Por el contrario, en algunos casos en México y Argentina, en ciertos periodos históricos; se privilegió el centralismo sobre modelos regionales de organización universitaria. Siguiendo la experiencia latinoamericana, otras universidades de carácter regional nacieron en el marco de modelos de evangelización en la época colonial, gracias a la llegada de órdenes religiosas, tales como las universidades de: Córdoba (Argentina), San Xavier (Bolivia) y Huamanga (Perú) Aún se mantienen algunos casos hoy día (Villalobos, 2016. Pág.10). En Costa Rica no se dio ninguno de estos casos. La génesis de la universidad costarricense fue mucho más tardía y modesta. Solo se cuenta la exigua Universidad de Santo Tomás en la segunda mitad del siglo xix y el modelo facultatista que tuvo este país, durante varias décadas; antes de la fundación de la Universidad de Costa Rica, primera universidad pública formal, creada hacia mediados del siglo xx (1942) (Villalobos, 2016. p.12).

Lo que si lamentablemente ha sido una propensión es que muchas de estas universidades regionales y por distintas razones (limitado presupuesto, dificultades para contratar docentes, débil equipamiento, entre otros), no han podido alcanzar los mismos niveles de calidad que las universidades ancladas en el centro del país y amparadas por los gobiernos centrales. Muchas de estas IES han carecido de alianzas suficientes y presupuesto que le permitan la internacionalización de sus actividades y su oferta académica en algunos casos ha sido insuficiente, repetitiva y tradicional. No obstante, algunas fortalezas dignas de resaltar de este tipo de universidades con extensión a las regiones periféricas han sido sus elevados índices de empoderamiento y de articulación social, cultural y hasta económico; en sus áreas de influencia. En general se podría decir que la mayoría de universidades con articulación regional en América Latina han impulsado mayores niveles de vinculación, cooperación y empoderamiento local que las de carácter más nacional (Villalobos, 2016. p.16).

Es importante resaltar que en países con grandes territorios como Brasil, Colombia o México ha existido mayor complejidad y categorías de IES con rango de universidades públicas, lo que ha contribuido a una mayor atomización de la gestión.

Por ejemplo en Brasil existen al menos tres modalidades de universidades públicas. En el caso carioca por un lado están las Universidades Federales (nacionales con aporte del gobierno central), luego las Universidades Estaduales que son financiadas por los Estados, que en algunos casos representan territorios más grandes que muchos países latinoamericanos, y por último las Universidades de carácter Municipal, que abarcan territorios más pequeños, aunque algunos de estos pueden quintuplicar a países como Costa Rica, El Salvador, República Dominicana o Panamá. También existen otras categorías de educación superior con rango universitario y reconocido como tales; este es el caso de institutos superiores o facultades independientes; que atienden áreas de conocimiento específica. En otro estamento están las universidades privadas, de las cuales hay varios centenares (Villalobos, 2016. p.14).

Por su parte, en la pequeña Costa Rica las universidades estatales han tenido el carácter de “universidades nacionales”, con financiamiento del gobierno central y autonomía asegurado mediante rango constitucional, sin embargo con disímiles modelos de regionalización; algunos con esfuerzos evidentes pero a la vez muy centralizados en su operación; con la excepción de la Universidad Técnica Nacional fundada en 2008 (Conare-OPES, 2009).

Otra clasificación tradicional de distintos esquemas de universidades que históricamente han permeado en la región, podría ser a criterio del autor:



El siguiente fluxograma ejemplifica la estructura en la gestión de algunos de los anteriores tipos de modelos de organización universitaria. No se omite manifestar que la universidad en red también se conoce en algunos círculos como universidad distribuida.



Fuente: Rama (2013)


De seguido se explicará la universidad en red o distribuida; nombre con el cual se ha venido abordando en este documento.


C. Modelo universitario en red

Características y ventajas:


Rocío Amador opina que el modelo universitario en red:


Se sustenta en un sistema con una estructura que permite mantener el control y el dominio de los subsistemas educativos, subalternos, intermedios y periféricos. Se caracterizan por enlazar los campus, facultades, escuelas, institutos y centros de estudios e investigación, direcciones y coordinaciones académicas y técnicas de una misma institución. La redes (…) se estructuran a partir de los criterios normativos establecidos para la toma de decisiones, que rigen las actividades de organización, administración y gestión de los propios recursos tecnológicos, financieros y académicos (…) las universidades en red se crean como una alternativa para atender los problemas de cobertura geográfica y crecimiento poblacional mediante la aplicación de métodos flexibles de formación permanente y continua, presenciales y a distancia, individuales y de autoformación. (Amador, 2006, pp. 166-169).


La misma autora menciona que: la universidad en red se plantea como un espacio de institucionalización y legitimación de la organización social de las comunidades (…) sostiene que el paradigma informacional de las universidades en red presupone el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (Amador, 2006, p. 168).

El modelo en red, propicia el desarrollo de la regionalización y la cooperación intra e inter - universitaria. Tener una red universitaria permite intercambiar buenas prácticas sobre procesos, eficiencia y oferta académica. La idea es que los centros más fuertes en determinadas áreas impulsen a los demás (Becker, 2010).

Sobre el modelo en red, Figaredo (2009) añade que:


La construcción de capacidades locales en un contexto de diferenciación institucional, de escalas regionales reducidas y de creciente competencia por atracción de estudiantes, promueve un nuevo escenario de regionalización asociada a una concertación entre las distintas instituciones buscando la creación de sinergias y sistemas homogéneos de funcionamiento. Ello se expresa en una lógica de universidad en red sin vértice o centro dominante y donde las relaciones entre los nodos no son jerárquicas sino heterárquicas. (p.111).


Este modelo de universidad, propio de los nuevos paradigmas en educación superior, está fuertemente vinculado a la educación con tecnologías de punta y virtuales, sin que esto sea la única condición. Para que se estructure una red Claudio Rama es del criterio que deben cumplirse algunos presupuestos elementales tales como: carácter abierto, descentralizado, distribuido y multidireccional en su interactividad, que los protocolos de comunicación sean abiertos, distribuirse libremente y ser susceptibles de modificación, y que las instituciones que gestionan la red deben construirse de acuerdo a los principios de transparencia y cooperación. Estos criterios permiten concebir una universidad red. En su defecto, sino se cumplen estas características esenciales estaríamos frente a una estructura desconcentrada con mayor o menor nivel de dependencia o de independencia de los nodos de la red, pero que no cumple el propósito misional (Rama, 2015, p. 34). No obstante, es importante recalcar que la universidad en red no se refiere únicamente a programas virtuales ni de internacionalización. Esas áreas pueden ser ejes estratégicos dentro de la gestión actual, pero no representan únicamente el concepto de red; éste es mucho más amplio según ya se ha bosquejado. Es un modelo de integración de procesos a todo nivel.

La universidad en red, permite propiciar un marco de gestión que articula y enlaza los distintos espacios académicos: campus, sedes, recintos, escuelas, facultades, aulas desconcentradas, programas de extensión, núcleos de investigación, físicos o virtuales. Concebido de esta manera el modelo universitario en red es cónsono con la integración, la vinculación, la complejidad, la participación democrática de los distintos estamentos en su gobierno y dirección. Encarna uno de los medios más eficaces para desarrollar la regionalización y la cooperación académica de forma vigorosa.

El aumento desproporcionado de las unidades desconcentradas en la dinámica universitaria va generando frecuentemente una atomización académica inconveniente, esto va en detrimento de la calidad y la eficiencia; - por lo que el modelo de redes optimiza los procesos de las IES en sus diferentes estratos; generando sinergias de trabajo y comunicación entre las distintas sedes, estructuras académicas y la administración central (rectoría y su gabinete). En términos vanguardistas se diría que la universidad en red, debería ser una universidad - autopoiética - acuñando los conceptos biopedagógicos en boga de Humberto Maturana y Francisco Varela (Villalobos, 2016. p. 9). Entre algunos de los factores que favorecen la universidad en red destacan: la complementariedad de las capacidades, la simetría entre los asociados, la confianza y reconocimiento mutuo entre los actores implicados y la percepción de beneficio mutuo (Palos, 1998, p. 38).

Pavez (2006) es del criterio que hay oportunidades insondables que surgen del modelo:


En el plano regional la universidad red se puede conformar bajo lógicas de “clúster” para impulsar la creación de capacidades locales. El clúster es una de las formas que asume en el ámbito local, una dinámica educativa constituida alrededor de flujos y articulaciones compartidas donde bajo redes locales de trabajo académico, actores diversos y amplios niveles de concurrencia, pero que a la vez encuentran sinergias para ofertar servicios, compartir ventajas o potenciar iniciativas para reducir las debilidades del espacio local (p. 21).


Para comprender mejor el concepto de clúster dentro de la dinámica universitaria se recurrirá a la definición aportada por Porter (1991), según el cual se refieren a concentraciones de empresas e instituciones interconectadas en un campo particular para la competencia. Ligado a este concepto diversos autores sugieren el desarrollo de la llamada triple hélice (estado, empresas y universidades). En los últimos años se ha incorporado una cuarta hélice: las comunidades (sociedad) esenciales todas ellas para la creación de conocimiento. Visto de esta forma el “clúster” refiere a un conglomerado de empresas y/o instituciones interrelacionadas, que logran alcanzar mejores resultados gracias a las ventajas de la logística, el encadenamiento inter-institucional, el tejido empresarial así como la adecuada relación con las actores sociales y sectores productivos locales; claves en la dinámica productiva, que les permite que se conviertan en motores dinámicos del desarrollo regional, gracias a la cooperación y el trabajo en red.

Esta es una de las formas modernas de regionalización en educación superior, en el actual contexto de diferenciación y adaptación a los cambios que la sociedad y el mercado sugieren. Existe actualmente un empoderamiento e impulso que dinamiza la gestión universitaria, la regionalización y la cooperación en América Latina; resultado de una transformación y acomodo de las nuevas necesidades y exigencias que la sociedad, el mercado y la tecnología suponen y brindan a los estudiantes en educación superior.

La dinámica actual de gestión universitaria en la región, permite colegir que hay una tendencia consistente para evolucionar de universidades a sistemas, de universidades complejas a especializadas, de universidades independientes a sistemas universitarios, de universidades nacionales a universidades en red. En este sentido, un breve inventario de algunas experiencias de universidades en red en América Latina, citadas por Rama (2015, p.15) en forma muy reciente, podrían ser las siguientes:



Por su parte, la regionalización y la cooperación universitaria supone estrategias de articulación y agrupamiento de sistemas universitarios, apoyados por la aparición de la universidad en red. Esto se potencia gracias a la necesidad de promover un conocimiento en red, socio colaborativo, integral y especializado a la vez, sistémico, abierto y diverso; que conduzca a una regionalización más democrática.

En este modelo se impulsa que la universidad debe asumir su rol como facilitadora y promotora de procesos de desarrollo local y regional, que proyecte de forma contundente espacios de formación académica, para que las experiencias pedagógicas sean fruto de procesos serios del trabajo docente e investigativo. En una breve revisión por esfuerzos en América Latina en la actualidad y a modo de ejemplo, la Universidad de Antioquía (Colombia) se encuentra fuertemente comprometida con procesos de regionalización en este momento.

Respecto a la política de regionalización, el marco filosófico de esta universidad colombiana señala que:


Pensar, entonces, en modelos pedagógicos desde la región misma debe ser una constante para las dependencias universitarias que ofrecen programas regionalizados, de tal manera que se amplíe la visión que sobre el currículo se tiene actualmente y se permita realizar una mirada crítica teniendo como referente también lo regional. Luego de estos primeros momentos de reconocimiento mutuo (institución-sociedad), se hace necesario: diseñar conjuntamente estrategias para continuar de manera progresiva impulsando distintas y variadas formas de abordar los procesos académicos de forma que éstos atiendan realmente los requerimientos concretos de una sociedad. (UdeA, 2017. p.1)


La Universidad Técnica Nacional (UTN) en Costa Rica, nació en el 2008, con un fuerte modelo de regionalización desde su propia génesis, situación opuesta a la tendencia de las demás universidades estatales de este país centroamericano. El modelo educativo y administrativo de esta universidad costarricense privilegia el desarrollo de redes y la cooperación entre sus sedes regionales altamente desconcentradas, así como estrategias de articulación y vinculación con las demás universidades estatales de ese país (Universidad de Costa Rica, Universidad Nacional, Universidad Estatal a Distancia y e Instituto Tecnológico de Costa Rica).

Echando una mirada a México, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) es la primera institución pública con un modelo de red intrauniversitaria en ese país. Esta universidad enlaza sus 74 unidades académicas actuales en distintos programas de televisión, videoconferencias e internet. Otro caso de red en México es la de la Universidad de Guadalajara (UG), que vincula sus programas al Sistema para la Innovación del Aprendizaje (Innova), la red de Centros Universitarios y el Sistema de Educación Media Superior; a través de la UDGVirtual; que también se ligan a la red de televisión, videoconferencias interactivas e internet para la difusión de programas. La Universidad Veracruzana (UV) Virtual enlaza los diferentes campus y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrolla el modelo a distancia llamado Telecampus UNAM a través de televisión satelital, vinculando todos sus campus y sedes. Por su parte el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) es la primera IES de carácter privado en México con un modelo de red universitaria. Por medio de su Sistema de Educación Interactiva vía Satélite (SEIS) conecta sus 33 campus del sistema (dentro y fuera de México) a través de su vigoroso programa de universidad virtual. Un ejemplo visible de este programa es la maestría en Administración y Ciencias Computacionales que desde el 1994 se imparte en las ciudades de Bogotá y Medellín; gracias a un convenio con la Red Mutis (red de universidades de Colombia). El ITESM tiene convenios con más de 50 universidades en Latinoamérica. En Costa Rica la Universidad Técnica Nacional (UTN) le ha confiado Al ITESM la formación y especialización en posgrados a muchos de sus docentes (Villalobos, 2016).

En concordancia con lo esbozado hasta ahora, la regionalización universitaria no debe ser solo vista como llevar algunas pocas carreras, o tramos iniciales de las mismas a ciertas zonas para engrosar estadísticas vacías. Esa es una estrategia equivocada. El diseño del plan de regionalización universitaria debe revestir un programa vigoroso y robusto que trascienda a la mera docencia, debe llenar el vacío de universidad pública de calidad en esas regiones periféricas. Debe ser accesible y debe articular a todas las unidades académicas físicas o virtuales con que cuenta la IES. Se debe procurar la concreción de programas formales de pregrado y postgrado en el futuro, sistemas de extensión e investigación, utilización de las tecnologías de punta a disposición para la academia, dotación de infraestructura y equipos de calidad iguales a los provistos en la metrópoli universitaria, convenios interinstitucionales y demás estrategias que favorezcan la regionalización y a la vez la cooperación, la vinculación y la internacionalización.

Es esencial buscar un auténtico posicionamiento regional, no únicamente por su capacidad de interpretar la realidad y producir saberes, sino por la posibilidad que tiene para brindar espacios en los procesos de toma de decisiones fundamentales, para el ejercicio y el manejo de metodologías en currículos flexibles que permitan a los estudiantes, sentirse piezas claves de su propio desarrollo al participar activamente y desde el inicio de su plan de estudios en las distintas construcciones curriculares que servirán como eje central de su carrera.

Un aspecto fundamental que acompaña a la regionalización universitaria y a un exitoso modelo de universidad en red, es la cooperación para el desarrollo. Este componente es fundamental no solo a nivel de sociedad o a nivel de cualquier organización, sino que es esencial en el ámbito de la gestión universitaria. La cooperación internacional es un instrumento idóneo para favorecer los procesos e integración regional y para propiciar la creación de una comunidad académica iberoamericana. (Sebastián, 2002, pag.1). Se hace más que necesario que: nuestras universidades deban incorporar las relaciones y la cooperación internacional como parte integrante de su misión institucional. (Palos, 1998, p.190).

Por su parte la Declaración de Lima sobre la Cooperación Universitaria Iberoamericana, evocada por rectores del año 2001 visiona que la cooperación universitaria al desarrollo ha de enmarcarse en este objetivo fundamental: “...la búsqueda de mejoras sociales, mediante la modificación de estructuras injustas, ineficientes e irracionales, a través de programas que incidan preferentemente en la generación y difusión de conocimiento, en la formación de las personas, así como en la potenciación de proyectos aplicados. (Declaración de Lima sobre la Cooperación Universitaria Iberoamericana, 2001). Ávila opina que la cooperación para el desarrollo puede considerarse como una de las contribuciones de las universidades en favor del desarrollo cultural y social de las sociedades (2003, p.3).


III. Conclusiones

En la mayoría de Latinoamérica ha existido una enorme desigualdad entre la región central del país y las demás regiones. La tendencia ha sido que la mayoría de políticas públicas han sido diseñadas y orientadas al centro del país, en detrimento del menor desarrollo humano de la periferia (regiones alejadas del centro del país). La tendencia latinoamericana ha sido que muchas de las políticas públicas no siempre responden a procesos de planeamiento estratégico. Esta aseveración no solo se refiere a las políticas de gobierno, sino a otras instituciones descentralizadas y de las mismas universidades. Se requiere profundizar los procesos de regionalización y cooperación académica que coadyuven a disminuir en el mediano y largo plazo la desigualdad entre las regiones, al dar acceso real a la población a la universidad pública con equidad y calidad. Las universidades tienen el deber histórico de emprender esta tarea.

Un problema muy frecuente en la región ha sido la limitada planificación en la gestación y orientación de los modelos universitarios; ya que como se constató a lo largo del documento muchas de las IES surgieron al calor del momento histórico, asociados a movimientos: religiosos, emancipación, formación de estados nacionales, consolidación del modelo capitalista; o simplemente por influencia de corrientes ideológicas exógenas. Al respecto Moreu y Vilana (2008) enumeran algunos de los factores que han limitado una adecuada planificación estratégica en América Latina: frecuentemente la propuesta es de carácter unipersonal emanada desde el nivel jerárquico superior -por lo tanto, la propuesta no es de dominio colectivo- por lo que solo viene a engrosar los estantes de las bibliotecas de las jefaturas y pierde su sentido esencial de guía de la organización. Es muy usual que los documentos de la planeación estratégica describen y teorizan muy bien “el qué”, es decir los objetivos, pero no define la otra parte trascendente: “el cómo”, acápite sustancial que describe la identificación de acciones y las fuentes de financiamiento que permitan asegurar las metas y alcanzar los objetivos visionados. Los planes estratégicos de gran calado deben ser coherentes entre lo planteado y la realidad, debe existir sentido de pertenencia y debe ser conocido por todos los estratos de la organización, quienes a su vez deben estar capacitados y motivados para la tarea. Es fundamental que la estrategia esté estrechamente vinculada al desarrollo y la cooperación con los sectores locales y regionales claves.

En consecuencia, se requiere diseñar y consolidar propuestas formales que conduzcan a modelos de regionalización y cooperación académica, que tome en cuenta datos, historia, necesidades, oportunidades, alianzas, recursos, amenazas, entre otros; que permita además identificar responsables, periodos de tiempo idóneos para la ejecución de acciones y criterios de medición para evaluar sistemáticamente el alcance de los objetivos. Al tenor de lo anterior Ruiz (2010, p.6) recuerda que la planeación estratégica: “implica esfuerzo participativo, no sólo en el establecimiento de objetivos y en su diseño, sino en la ejecución y evaluación de la misma”.

Huelga decir que el documento formal de la regionalización y cooperación académica no debe convertirse en un manuscrito de buenas intenciones y excelentes voluntades, con poca relación con los recursos financieros que se dispongan (usualmente escasos) que permita alcanzar la meta. Los objetivos deben ser concretos, medibles, contextualizados y ejecutables. El plan debe ser sometido a diversos actores de la comunidad universitaria, internos y externos, para tener un documento sólido conceptualmente y contextualizado a la realidad de esas regiones; el mismo debe respetar la cultura, la historia y promover la igualdad como derrotero en todo momento. Planes realizados desde escritorios por tecnócratas están un poco destinados al fracaso, sino se colegian las ideas con los actores sociales claves.

De algunos de los modelos analizados en el presente artículo, el modelo universitario en red (distribuida), así definido y desarrollado ampliamente por Rama (2015), el cual se profundiza en el presente artículo; ofrece una muy buena alternativa para potenciar la cooperación y el desarrollo entre las IES; tanto a lo interno de los países, como mecanismo gatillador de acciones que permita internacionalizar muchas de sus actividades y crear redes de vinculación y cooperación exitosas. Se analizaron en forma sucinta casos de Colombia, Brasil, México y Costa Rica.


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