Abstract
Después de doscientos años de la declaración de independencia Colombia no se ha consolidado como Estado independiente. Las decisiones de la clase gobernante se han supeditado a los intereses de las elites económicas nacionales e internacionales en detrimento del bienestar de la población colombiana. El Estado legitima constantemente su posición a través de la imposición de una cultura política desinteresada y facilista para que los ciudadanos no se interpongan en el desarrollo de los grandes intereses. Es a través de este ensayo que propongo una crítica a la presunta independencia e invito a reflexionar en torno a lo que ha sido el Estado colombiano como Estado independiente.