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Resumen
Es indudable que, hoy en día, la palabra “comunismo” ha recibido un veredicto negativo por una gran mayoría, hasta el punto de que es casi unánime. Sólo se utiliza para describir el imparable declive de los partidos comunistas en Europa Occidental, especialmente en Italia, Francia, España y Portugal. Obsérvese su rechazo casi total en el espacio de las conquistas o reconquistas de la Rusia soviética al final de la última guerra mundial: de Polonia a Alemania del Este o de Hungría a la reciente Ucrania, de Bulgaria a los Estados Bálticos, la secuencia comunista de las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial está siendo arrojada al olvido. En Rusia, la palabra “comunismo” se refiere ahora casi exclusivamente a residuos estatales o patrióticos. Y en la propia China, donde la palabra “comunista” sigue asociada al partido único dominante, apenas se utiliza. Decimos “el Partido” del mismo modo que decimos “el Estado”. Cuando Xi Jinping declara solemnemente que, y cito, "el Partido lo decide todo", prescinde del adjetivo "comunista", aunque los dirigentes chinos nunca han suprimido públicamente este adjetivo.